Si hay algo a lo que le dedico la mayor atención diaria que el cerebro me permite es a los mensajes que la realidad me envía, constantes, como si tratara de decirme algo, algo que probablemente nunca entienda o quiera entender, y estoy completamente convencido de que a todos nos toca de alguna manera, y que la máscara del entendimiento nos distrae con sus explicaciones racionales y sus pruebas empíricas cuando el problema no se basa en demostrar, sino en creer.
Pero bueno, hay que saber creer...
Hoy encontré la página de una banda que se llama
PRANDI, como mi apellido.